Estas habitaciones abovedadas sirvieron como residencia del alcaide de la puerta desde la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos hasta la ocupación francesa en 1810. Pocos años después, pasaron a ser la vivienda de los guardas del recinto y, a finales del siglo XIX y principios del XX, se destinaron a uso administrativo y, en ocasiones, residencial.

La intervención contempla los trabajos necesarios para adaptar estos espacios a un uso cultural. La obra se centra en el acondicionamiento interior, con especial atención a la renovación de acabados e instalaciones, así como a la liberación puntual de ciertos espacios. Se trata de una recuperación espacial que no afecta la estructura ni los cerramientos originales.

Además, la restauración incluye la fachada de acceso desde la actual Plaza de los Cañones, respetando las modificaciones realizadas a lo largo del tiempo y preservando la imagen unitaria del lienzo. Todo el proceso se lleva a cabo con un seguimiento arqueológico detallado, poniendo especial énfasis en el estudio de los paramentos, materiales y sistemas constructivos preexistentes