El Patronato de la Alhambra y Generalife planificó una serie de actuaciones para la restauración del Patio de los Leones, entre las que se incluían la limpieza y la consolidación de la fuente.

El proyecto de restauración sugería trasladar los doce leones a un taller para realizar allí las tareas de conservación, mientras que los trabajos de restauración de la taza y la basa se llevarían a cabo en su lugar, debido a las dificultades que implicaba desmontar y trasladar estas piezas.

Para asegurar que las obras se realizaran en las mejores condiciones técnicas, se consideró necesario construir una estructura de protección temporal, que permaneciera durante el tiempo estimado para finalizar los trabajos.

Esta necesidad se convirtió en una oportunidad para diseñar una intervención moderna y accesible, permitiendo que los visitantes pudieran participar en el proceso de restauración, observando directamente los trabajos y transformando así la experiencia en algo compartido por todos.